Por qué confesarse?
Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonado; a quienes los retengáis, les quedan retenidos (Jn 20, 23).
EXAMEN DE CONCIECIA - Niños
Dios es amor. El nos conoce como somos, con lo bueno y lo malo que hayen
nuestro corazón.
Dios nos quiere como nosotros somos, por eso como hijos de este Padre, que es
tan bueno, pidamos perdón, por nuestras faltas y pecados.EXAMEN DE CONCIENCIA:
El examen de conciencia nos ayuda a ver qué cosas hay en nuestro corazón
nuestra vida que no le dan alegría a Dios, ni a nuestra Madre la Virgen María.Ahora veremos algunos puntos que te pueden servir para hacer buen examen de
conciencia. ORACIÓN
+ ¿He rezado en la mañana y en la noche?
- ¿He asistido a Misa o celebración los días domingos o fiestas de guardar?
- ¿He sido agradecido con Dios por lo que recibo cada día?
- ¿He estado distraído en la oración?
- ¿He rezado por mis papás, hermanos, profesores y amigos?
- ¿He respetado la casa de Dios?
OBEDIENCIA
- ¿He sabido obedecer a mis padres? - ¿He respetado a mis padres?
- ¿Cuando me mandan, cómo les contesto, bien o mal?
GENEROSIDAD
+ ¿He sido servicial en la casa (ayudar al papá, a la mamá), en el colegio?
- ¿He sido egoísta con mis útiles?
- ¿He sabido perdonar cuando alguien me ha ofendido?
- ¿He pedido perdón cuando he ofendido?
RESPONSABILIDAD
+ ¿He faltado a clases por quedarme jugando o porque no me gusta alguna clase?
- ¿He hecho siempre mis tareas? (colegio, catecismo,...)
- Si me saco malas notas en la escuela, ¿lo he ocultado?
- ¿He peleado con mis amigos y/o compañeros)
- ¿He sabido cuidar mis útiles, mi ropa?
HONRADEZ
- ¿He dicho siempre la verdad o soy mentiroso?
- ¿He sacado cosas sin permiso?
- Si me mandan a comprar, ¿me quedo con el vuelto?
- ¿He copiado en las pruebas?
- ¿He hecho trampas en el juego?
- ¿He robado?
PUREZA
- ¿He dicho palabras feas?
- ¿He sabido respetar mi cuerpo? (limpio)
- ¿Cómo ando vestido?, ¿ando con ropa ordenada y limpia?
- ¿Qué películas veo? - ¿Qué revistas veo?
- ¿He dibujado o pintado monos groseros? (paredes, cuadernos, baños,...)
- ¿He respetado la intimidad de los demás?
YO PECADOR
Yo confieso ante Dios Todopoderoso y ante vosotros hermanos, que he pecado
mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión; por mi culpa, por mi culpa, por
mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los Ángeles, a los
Santos y a vosotros hermanos, que intercedáis por mí ante Dios nuestro Señor.
Amén.PARA UNA BUENA CONFESIÓN SE NECESITA:
1. Examen de conciencia (ver hoja uno). Descubrir qué
pecados he cometido.
2. Arrepentimiento. Es el propósito de no volver
a pecar y así no ofender a
Dios.
3. Confesión. Es decir al Sacerdote los pecados que
hemos cometido, es una
conversación con él. Debemos de nombrar los pecados.
4. Absolución. El Sacerdote, después de escuchar
nuestros pecados y de
aconsejarnos, nos da la absolución o el perdón de los
pecados cometidos, en
nombre de Jesucristo.
5. Penitencia. El Sacerdote es quien da la penitencia y es
lo que debemos hacer
en reparación de nuestros pecados. (oración, sacrificios,
servicios,...)
PARA RECORDAR :• La confesión es una conversación de un niño o adulto con el sacerdote,
él
le dará consejos para que lleve una mejor vida cristiana.
• La confesión nos lleva a una amistad más profunda con Dios y el prójimo.
• El sacerdote es un instrumento de Dios, es su representante aquí en
la
tierra; que perdona los pecados en nombre de Jesucristo.
• Jesús fue el que instituyó este sacramento de la Confesión o
Reconciliación. Le dio poder a la Iglesia para que lo hiciera a nombre
de
ÉL.
• TODOS debemos confesarnos: niños, adultos, y personas mayores.
• CONFIÉSATE todas las veces que quieras y también invita a tus padres
a
que se confiesen y así mejorarán su amistad con Dios.
• Siempre debes rezarle a Dios que está en tu corazón, para que todos
dejemos de ser desobedientes a Dios y a sus mandamientos. Y
proponernos
conocer y practicar sus enseñanzas. Para esto se necesitan fuerzas;
éstas
las podrás obtener escuchando la Palabra de Dios y participando en
Misa
con respeto. Invita a tus padres a ir a Misa todos los Domingos, también
a
tus amigos, para que conozcan a Jesús, el mejor AMIGO.EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN O CONFESIÓN .................
La Reconciliación es el sacramento por el cual Jesús nos perdona los pecados
cometidos, nos reintegra la Comunidad cristiana y nos llenamos de la gracia de Dios, de su amistad, para que seamos felices.
EXAMEN DE CONCIENCIA Jóvenes
El examen de conciencia es penetrar en nuestra propia miseria personal, para tomar conciencia clara y recta de los pecados que hemos cometidos. Por lo tanto, nos hace ver nuestra relación con Dios, con el prójimo y con nosotros mismos.
1. Antes de la Celebración: Conversión interior• Valoro lo que Dios en su bondad ha hecho por mí:
- ¿Qué regalos me ha hecho Dios?
- ¿Qué alegrías he experimentado?
- ¿Cómo me ha demostrado su amor, su misericordia?
- ¿Qué talentos o tareas me ha encomendado el Señor?
- ¿Qué me ha querido decir a través de las alegrías o dificultades que
he experimentado?• Confronto mi vida con el amor de Dios y reviso mi relación con ÉL, con
el prójimo. Con las cosas y conmigo mismo a la luz de los
mandamientos de Dios y de la Iglesia.
En relación con Dios y la Iglesia: (pecados contra el amor de Dios)
- ¿Amo al Señor con todo mi corazón y sobre todas las cosas?
- ¿Confío siempre en Dios, porque creo que es un Padre y es Todopoderoso?
- ¿Tengo fe en Dios o me he rebelado contra Él, ¿confío en que Él me quiere?
- ¿Leo la Palabra de Dios para crecer como discípulo de Cristo?
- ¿He dejado tiempo, rezo habitualmente para conversar y/o dialogar con Dios?
- ¿Respeto el nombre del Señor, cumplo lo que le he prometido?
- ¿Voy y participo en la Eucaristía?
- ¿He faltado a Misa los domingos o fiestas de guardar, sin motivo justificado?
- ¿Participo en mi Iglesia activamente, en la Comunidad Cristiana?
- ¿Acudo al sacramento de la penitencia por lo menos una vez al año?
- ¿Cumplo con el deber de contribuir con el 1% a la Iglesia?
- ¿He sabido aceptar con alegría las cruces que el Señor permite en mi vida?
- ¿He dejado que la tristeza me venciera y así perdiera, cuando Dios permitió
algún sufrimiento en mi vida?
- ¿He sido soberbio/a?
- ¿He participado en sesiones de espiritismo o me he visto la suerte con
adivinas?
- ¿He creído en brujerías y supersticiones?
- ¿Me he enojado con Dios cuando las cosas no me salen bien?
En relación con los hermanos: (pecados contra el prójimo)
- ¿Me acerco a quien lo necesita?
- ¿Me he preocupado del pobre, del enfermo, del que no tiene trabajo, del que
no tiene casa, del que está triste o se encuentra solo?
- ¿He sido servicial con los demás?
- ¿Comparto lo que tengo y pongo mis cualidades al servicio de los demás?
- ¿He perdonado a quien me ha ofendido o guardado rencor en mi corazón?
- ¿He obedecido a mis padres y profesores?
- ¿Con mis padres y/o ancianos soy atento y cariñoso?
- ¿He ofendido de palabra, de obra o con la intención a otras personas?
- ¿He respetado la vida de los demás al conducir?
- ¿He hablado mal de otras personas?
- ¿He respetado los derechos y la dignidad de los demás?
- ¿El pololeo lo he llevado con responsabilidad y respeto?
- ¿He dañado a otros con palabras o acciones?, ¿he reparado esos daños o
devuelto lo robado?
- ¿He abusado en mi beneficio de la debilidad o necesidad de otro?
- Para los padrinos: ¿A mis hijos espirituales les dedico tiempo para
escucharlos, aconsejarlos y compartir con ellos?
- ¿Cumplo responsablemente las obligaciones o deberes del hogar?
- ¿Me esfuerzo en promover el diálogo en mi hogar?
- ¿Qué he hecho para crear un espíritu fraterno y de respeto con mis hermanos?
En relación a mí mismo: (pecados contra uno mismo)
- ¿Digo siempre la verdad?, ¿O soy mentiroso?, ¿Por qué?
- ¿Soy prudente en lo que hablo?
- ¿Me he sabido respetar no tomando en exceso, alcohol, ni tomando
indebidamente drogas?
- ¿He respetado mi cuerpo?, ¿Cómo?
- ¿Qué miro?, ¿Qué digo?, ¿Qué pienso?, ¿Qué escucho? .................
- ¿Evito estar de mal genio?, ¿exploto sin controlarme?
- ¿Evito que me domine la tristeza y el pesimismo?, Me dejo llevar por mis
estados de ánimo negativos?
- ¿Estimo justamente mis capacidades?, ¿desarrollo mis talentos)
- ¿He caído en el afán por riquezas o poder?
- ¿Cómo ando vestido/a?
- ¿A qué espectáculos voy?
- ¿Qué revistas leo?, Qué tipo de video veo?
- ¿He sido flojo?, ¿He dejado llevar por la mediocridad, por el mínimo
esfuerzo?
- ¿Me he preocupado por ser más, crecer como persona?, ¿he desarrollado los
dones y talentos que Dios me ha dado?
2. Celebración de la Reconciliación:
Reconocernos pecadores, pedir perdón a Dios Padre.YO PECADOR
Yo confieso ante Dios Todopoderoso y ante vosotros hermanos, que he pecado
mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por
mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los Ángeles, a los
Santos y a vosotros hermanos, que intercedáis por mí ante Dios nuestro Señor.
Amén. Para una buena Confesión, se necesita:
1.- Examen de Conciencia: descubrir qué pecados he
cometido.
(en el título "antes de la celebración" se presenta
una serie de preguntas que
ayudan a realizar el examen de conciencia).
2.- Arrepentimiento: propósito de no volver a pecar y
así no ofender a Dios.
3.- Confesión: decir al Sacerdote los pecados que hemos
cometido, es una
conversación con él. Debemos nombrar los pecados.
4.- Absolución: El Sacerdote, después de escuchar los
pecados y de
aconsejarnos, nos da la Absolución o el perdón
de los pecados cometidos,
en nombre de Jesucristo.
5.- Penitencia: El Sacerdote es quien da la penitencia
y es lo que debemos hacer
en reparación de nuestros pecados (oración,
sacrificios, servicios, etc)
3. Después de la Celebración: Conversión de Vida. Una vez reconciliado, lleno de gratitud, me comprometo:
a) a emprender un camino de conversión, manifestado en una nueva vida de alegría y la gratitud por el triunfo de Cristo sobre mi
pecado.
b) reparar los daños ocasionados y a cumplir la obra de penitencia propuesta.
c) Dar testimonio de la misericordia de Dios: "perdona nuestros pecados, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden"... .
d) Estar atento, siempre a la Oración, a la Obediencia, a la Generosidad, a la Responsabilidad, a la Honradez, a la Pureza, a servir a los demás,........................
PARA RECORDAR
• La confesión es una conversación de un joven o adulto con el Sacerdote, él le dará consejos para que lleve una mejor vida cristiana
juvenil.
• La confesión nos lleva a una amistad más profunda con Dios y el prójimo.
• El Sacerdote es un instrumento de Dios, es su representante aquí en
la
tierra; que perdona los pecados en nombre de Jesucristo.
• Jesús fue el que instituyó este sacramento de la Confesión o Reconciliación. Le dio poder a la Iglesia para que lo hiciera a nombre
de ÉL.
• Para Dios no hay ningún pecado que no sea perdonado, si hay un arrepentimiento sincero y la intención verdadera de tratar de cambiar nuestra vida.
• Jesús tiene una actitud de AMOR Y PERDÓN con los pecadores.
• TODOS debemos confesarnos: niños, jóvenes, adultos y personas mayores.
• Dice Jesús: "Habrá gran alegría por un pecador que se arrepiente".
• CONFIÉSATE todas las veces que quieras y también invita a tus padres a que se confiesen y así mejorarán su amistad con
Dios.
• Abramos nuestro corazón al amor infinitamente misericordioso del Padre, que nos perdona y acoge.
• Siempre debes rezarle a Dios que está en tu corazón, para que
todos dejemos de ser desobedientes a Dios y a sus mandamientos. Y proponernos conocer y practicar sus enseñanzas. Para esto se
necesitan fuerzas, éstas las podrás obtener escuchando la Palabra de Dios participando en la Santa Misa con respeto y piedad. Invita a tus
padres
a participar en la Misa los Domingos, también invita a tus amigos
para que conozcan a Jesús, el mejor Amigo.
EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN O CONFESIÓN.
La reconciliación es el Sacramento por el cual Jesús nos perdona los pecados
cometidos, nos reintegra a la Comunidad Cristiana, y nos llenamos de la gracia
de Dios, de su amistad, para que seamos felices.
En este sacramento, el cristiano es llamado por el Espíritu Santo a
arrepentirse de sus pecados, a recibir el perdón de Cristo que lo reconcilia
con el Padre, por medio de la Iglesia.La confesión, la Palabra de Dios, la Eucaristía (Misa) y la práctica del amor
cristiano; nos ayudarán para ser auténticos cristianos.
EXAMEN DE CONCIENCIA Adultos
El examen de conciencia es un penetrar en nuestra propia miseria pèrsonal para tomar conciencia clara y recta de los pecados que hemos cometido. Por lo tanto, nos hace ver nuestra relación con Dios con el prójimo y con nosotros mismos.
1. Antes de la Celebración: Conversión interior
Pecados contra el amor de Dios:
- He confiado siempre en que Dios me quiere?
- He dejado tiempo para rezar y conversar con Dios?
- ¿He faltado a la Santa Misa los domingos o fiestas de guardar, sin motivo
justificado?
- ¿He sabido aceptar las cruces que el Señor permite en mi vida?
- ¿He dejado que la tristeza me vencieran y así perdiera, cuando Dios permitió
algún sufrimiento en mi vida?
- ¿He sido soberbio/a?
-¿He participado en sesiones y curaciones de espiritismo o me he visto la
suerte con con adivinas?
- ¿Me he enojado con Dios cuando las cosas no me salen bien?..
SÍ, ME LEVANTARÉ, VOLVERÉ JUNTO A MI PADRE ...
Pecados contra el prójimo:
- ¿He ofendido con palabra, obra o con la intención a otras personas?
- ¿He hablado mal de otras personas?
- ¿He podido perdonar las ofensas recibidas o guardar rencor en mi corazón?
- ¿He consentido en la envidia?, ¿he sido egoísta con otras personas?
- ¿Me he preocupado del pobre, del enfermo, del que no tiene trabajo, del que
no tiene casa, del que está triste o se encuentra solo?
- ¿He sido servicial con los demás? (casa, colegio, barrio, trabajo,...)
- ¿He robado?..
SÍ, ME LEVANTARÉ, VOLVERÉ JUNTO A MI PADRE ...
A) COMO PADRE O MADRE:
- ¿He dado buen ejemplo a mis hijos/as?
- ¿Los he sabido respetar?, ¿los maltrato?, ¿los corrijo a tiempo?
- ¿He sabido respetar la vida de mis hijos que vienen al mundo? (aborto)
- ¿He sabido tener paternidad responsable? (maternidad)
B) SI SOY CASADO/A:
- ¿Trato con cariño a mi cónyuge?, ¿he sabido perdonar?
- ¿En mi matrimonio, he sido fiel?
- Cuando manejo: ¿he sabido respetar la vida de las demás personas o ando a
exceso de de velocidad sin importarme los reglamentos de transito?
- ¿En mi trabajo siempre cumplo o saco la vuelta?
- ¿Soy responsable?..
SÍ, ME LEVANTARÉ, VOLVERÉ JUNTO A MI PADRE ...
Pecados contra uno mismo:
- ¿He sido mal genio, explotando sin controlarme?
- ¿Digo siempre la verdad o soy mentiroso?, ¿por qué?
- ¿He sabido respetar la vida, no tomando alcohol en exceso (alcoholismo),no
tomando drogas? (marihuana, o cualquier otra).
- ¿He sabido tener respeto por mi cuerpo?, ¿cómo lo trato?
- ¿Qué miro?, ¿Qué digo?, ¿Qué pienso?, ¿Qué escucho?...........
- ¿Cómo ando vestido/a?
- ¿A qué espectáculos voy?
- ¿Qué revistas leo?, ¿Qué tipo de video veo?
- ¿He sido flojo?, ¿Me he dejado llevar por la mediocridad, por el mínimo
esfuerzo?
- ¿Me he preocupado por ser más, crecer como persona?, ¿He desarrollado los
dones y talentos que Dios me ha dado?
- ¿Me dejo llevar por mis estados de ánimos negativos? (pesimismo,
desesperación)
- Me aprovecho de otras personas?..
SÍ, ME LEVANTARÉ, VOLVERÉ JUNTO A MI PADRE ...
2. Celebración de la Reconciliación:
Reconocernos
pecadores, pedir perdón a Dios Padre.YO PECADOR
Yo confieso ante Dios Todopoderoso y ante vosotros hermanos, que he pecado
mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por
mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los Ángeles, a los
Santos y a vosotros hermanos, que intercedáis por mí ante Dios nuestro Señor.
Amén.Para una buena Confesión, se necesita:
1.- Examen de Conciencia: descubrir qué pecados he
cometido, qué me alejó
de Dios. (en el título "antes de la celebración" se
presenta una serie de
preguntas que ayudan a realizar el examen de
conciencia).
2.- Arrepentimiento: propósito de no volver a pecar y
así no ofender a Dios.
Arrepentirse sinceramente, comprometerse a tratar de
no pecar más.
3.- Confesión: decir al Sacerdote los pecados que hemos
cometido. Es una
conversación con él. Debemos nombrar los pecados. (antes
realizados los
puntos 1 y 2).
4.- Absolución: El Sacerdote, después de escuchar los
pecados y de
aconsejarnos, nos da la Absolución o el perdón de los
pecados cometidos, en
nombre de Jesucristo.
5.- Penitencia: El Sacerdote es quien da la penitencia
y es lo que debemos
hacer en reparación de nuestros pecados (oración,
sacrificios, servicios, etc.)
3. Después de la Celebración: Conversión de Vida
UNA VEZ CELEBRADO EL SACRAMENTO, SOY UN CRISTIANO RENOVADO.
Una vez reconciliado, lleno de gratitud, me comprometo:
a) a emprender un camino de conversión, manifestado en una nueva vida de alegría y la gratitud por el triunfo de Cristo sobre mi pecado.
b) reparar los daños ocasionados y a cumplir la obra de penitencia propuesta.
c) Dar testimonio de la misericordia de Dios: "perdona
nuestros pecados, como también nosotros perdonamos a
los que nos ofenden"...
d) Estar atento, siempre a la Oración, a la Obediencia, a la Generosidad, a la Responsabilidad, a la Honradez, a la
Pureza, a servir a los demás,..
PARA RECORDAR
• La confesión es una conversación de un joven o adulto con el
Sacerdote, él le dará consejos para que lleve una mejor vida cristiana adulta.
• La confesión nos lleva a una amistad más profunda con Dios y el prójimo.
• El Sacerdote es un instrumento de Dios, es su representante aquí en
la tierra; que perdona los pecados en nombre de Jesucristo.
• Jesús fue el que instituyó este sacramento de la Confesión o Reconciliación. Le dio poder a la Iglesia para que lo hiciera a
nombre de ÉL.
• Para Dios no hay ningún pecado que no sea perdonado, si hay
un arrepentimiento sincero y la intención verdadera de tratar de
cambiar nuestra vida.
• TODOS debemos confesarnos: niños, jóvenes, adultos y personas mayores.
• Jesús vino a buscar no a los justos sino a los pecadores. Dice
Jesús: "Habrá gran alegría por un pecador que se arrepiente".
• CONFIÉSATE todas las veces que quieras y también invita a los tuyos a que se confiesen y así mejorarán su amistad con Dios.
• Jesús tiene una actitud de AMOR Y PERDÓN con los pecadores.
• Felices nosotros si reconocemos nuestros pecados y nos arrepentimos
• Abramos nuestro corazón al amor infinitamente misericordioso
del Padre, que nos perdona y acoge.
• Siempre debes rezarle a Dios que está en tu corazón, para que
todos dejemos de ser desobedientes a Dios y a sus mandamientos.
Y proponernos conocer y practicar sus enseñanzas. Para esto se
necesitan fuerzas, éstas las podrás obtener escuchando la Palabra de
Dios, participando en la Santa Misa con respeto y piedad. Invita a tu familia
a participar en la Misa los Domingos, también invita a tus amigos
para que conozcan a Jesús, el mejor Amigo. EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN O CONFESIÓN.
La reconciliación es el Sacramento por el cual Jesús nos perdona los
pecados cometidos, nos reintegra a la Comunidad Cristiana, y nos llenamos de la
gracia de Dios, de su amistad, para que seamos felices.
En este sacramento, el cristiano es llamado por el Espíritu Santo a
arrepentirse de sus pecados, a recibir el perdón de Cristo que lo reconcilia
con el Padre, por medio de la Iglesia.
LA CONFESIÓN,
LA PALABRA DE DIOS,
LA EUCARISTÍA (Misa)
Y LA PRÁCTICA DEL AMOR CRISTIANO;
NOS AYUDARÁN PARA SER
AUTÉNTICOS CRISTIANOS.
¿Por qué confesarse?
Un hecho innegable: la necesidad del perdón de mis pecados.
Todos tenemos muchas cosas buenas…, pero al mismo tiempo, la presencia del mal en nuestra vida es un hecho: somos limitados, tenemos una cierta inclinación al mal y defectos; y como consecuencia de esto nos equivocamos, cometemos errores y pecados. Esto es evidente y Dios lo sabe. De nuestra parte, tonto sería negarlo. En realidad… sería peor que tonto… San Juan dice que "si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, fiel y justo es El para perdonar nuestros pecados y purificarnos de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos mentiroso y su palabra no está en nosotros" (1 Jn 1,9-10).
De aquí que una de las cuestiones más importantes de nuestra vida sea ¿cómo conseguir "deshacernos" de lo malo que hay en nosotros? ¿de las cosas malas que hemos hecho o de las que hemos hecho mal? Esta es una de las principales tareas que tenemos entre manos: purificar nuestra vida de lo que no es bueno, sacar lo que está podrido, limpiar lo que está sucio, etc.: librarnos de todo lo que no queremos de nuestro pasado. ¿Pero cómo hacerlo?
No se puede volver al pasado, para vivirlo de manera diferente… Sólo Dios puede renovar nuestra vida con su perdón. Y El quiere hacerlo… hasta el punto que el perdón de los pecados ocupa un lugar muy importante en nuestras relaciones con Dios.
Como respetó nuestra libertad, el único requisito que exige es que nosotros queramos ser perdonados: es decir, rechacemos el pecado cometido (esto es el arrepentimiento) y queramos no volver a cometerlo. ¿Cómo nos pide que mostremos nuestra buena voluntad? A través de un gran regalo que Dios nos ha hecho.
En su misericordia infinita nos dio un instrumento que no falla en reparar todo lo malo que podamos haber hecho. Se trata del sacramento de la penitencia. Sacramento al que un gran santo llamaba el sacramento de la alegría, porque en él se revive la parábola del hijo prodigo, y termina en una gran fiesta en los corazones de quienes lo reciben.
Así nuestra vida se va renovando, siempre para mejor, ya que Dios es un Padre bueno, siempre dispuesto a perdonarnos, sin guardar rencores, sin enojos, etc. Premia lo bueno y valioso que hay en nosotros; lo malo y ofensivo, lo perdona. Es uno de los más grandes motivos de optimismo y alegría: en nuestra vida todo tiene arreglo, incluso las peores cosas pueden terminar bien (como la del hijo pródigo) porque Dios tiene la última palabra: y esa palabra es de amor misericordioso.
La confesión no es algo meramente humano: es un misterio sobrenatural: consiste en un encuentro personal con la misericordia de Dios en la persona de un sacerdote .
Dejando de lado otros aspectos, aquí vamos sencillamente a mostrar que confesarse es razonable, que no es un invento absurdo y que incluso humanamente tiene muchísimos beneficios. Te recomiendo pensar los argumentos… pero más allá de lo que la razón nos pueda decir, acudí a Dios pidiéndole su gracia: eso es lo más importante, ya que en la confesión no se realiza un diálogo humano, sino un diálogo divino: nos introduce dentro del misterio de la misericordia de Dios.
Algunas razones por las que tenemos que confesarnos
1. En primer lugar porque Jesús dio a los Apóstoles el poder de perdonar los pecados. Esto es un dato y es la razón definitiva: la más importante. En efecto, recién resucitado, es lo primero que hace: "Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados, a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar " (Jn 20,22-23). Los únicos que han recibido este poder son los Apóstoles y sus sucesores. Les dio este poder precisamente para que nos perdonen los pecados a vos y a mí. Por tanto, cuando quieres que Dios te borre los pecados, sabes a quien acudir, sabes quienes han recibido de Dios ese poder.Es interesante notar que Jesús vinculó la confesión con la resurrección (su victoria sobre la muerte y el pecado), con el Espíritu Santo (necesario para actuar con poder) y con los apóstoles (los primeros sacerdotes): el Espíritu Santo actúa a través de los Apóstoles para realizar en las almas la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte.
2. Porque la Sagrada Escritura lo manda explícitamente: "Confiesen mutuamente sus pecados" (Sant 5,16). Esto es consecuencia de la razón anterior: te darás cuenta que perdonar o retener presupone conocer los pecados y disposiciones del penitente. Las condiciones del perdón las pone el ofendido, no el ofensor. Es Dios quién perdona y tiene poder para establecer los medios para otorgar ese perdón. De manera que no soy yo quien decide cómo conseguir el perdón, sino Dios el que decidió (hace dos mil años de esto…) a quién tengo que acudir y qué tengo que hacer para que me perdone. Entonces nos confesamos con un sacerdote por obediencia a Cristo.
3. Porque en la confesión te encuentras con Cristo. Esto debido a que es uno de los siete Sacramentos instituidos por El mismo para darnos la gracia. Te confiesas con Jesús, el sacerdote no es más que su representante. De hecho, la formula de la absolución dice: "Yo te absuelvo de tus pecados" ¿Quien es ese «yo»? No es el Padre Fulano -quien no tiene nada que perdonarte porque no le has hecho nada-, sino Cristo. El sacerdote actúa en nombre y en la persona de Cristo. Como sucede en la Misa cuando el sacerdote para consagrar el pan dice "Esto es mi cuerpo", y ese pan se convierte en el cuerpo de Cristo (ese «mi» lo dice Cristo), cuando te confiesas, el que está ahí escuchándote, es Jesús. El sacerdote, no hace más que «prestarle» al Señor sus oídos, su voz y sus gestos.
4. Porque en la confesión te reconcilias con la Iglesia. Resulta que el pecado no sólo ofende a Dios, sino también a la comunidad de la Iglesia: tiene una dimensión vertical (ofensa a Dios) y otra horizontal (ofensa a los hermanos). La reconciliación para ser completa debe alcanzar esas dos dimensiones. Precisamente el sacerdote está ahí también en representación de la Iglesia, con quien también te reconcilias por su intermedio. El aspecto comunitario del perdón exige la presencia del sacerdote, sin él la reconciliación no sería «completa».
5. El perdón es algo que «se recibe». Yo no soy el artífice del perdón de mis pecados: es Dios quien los perdona. Como todo sacramento hay que recibirlo del ministro que lo administra válidamente. A nadie se le ocurriría decir que se bautiza sólo ante Dios… sino que acude a la iglesia a recibir el Bautismo. A nadie se le ocurre decir que consagra el pan en su casa y se da de comulgar a sí mismo… Cuando se trata de sacramentos, hay que recibirlos de quien corresponde: quien los puede administrar válidamente.
6. Necesitamos vivir en estado de gracia. Sabemos que el pecado mortal destruye la vida de la gracia. Y la recuperamos en la confesión. Y tenemos que recuperarla rápido, básicamente por tres motivos: A) porque nos podemos morir… y no creo que queramos morir en estado de pecado mortal… y acabar en el infierno. B) porque cuando estamos en estado de pecado ninguna obra buena que hacemos es meritoria cara a la vida eterna. Esto se debe a que el principio del mérito es la gracia: hacer obras buenas en pecado mortal, es como hacer goles en "off-side": no valen, carecen de valor sobrenatural. Este aspecto hace relativamente urgente el recuperar la gracia: si no queremos que nuestra vida esté vacía de mérito y que lo bueno que hacemos sea inútil. C) porque necesitamos comulgar: Jesús nos dice que quien lo come tiene vida eterna y quien no lo come, no la tiene. Pero, no te olvides que para comulgar dignamente, debemos estar libres de pecado mortal. La advertencia de San Pablo es para temblar: "quien coma el pan o beba el cáliz indignamente, será reo del cuerpo y sangre del Señor. (…) Quien come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,27-28). Comulgar en pecado mortal es un terrible sacrilegio: equivale a profanar la Sagrada Eucaristía, a Cristo mismo.
7. Necesitamos dejar el mal que hemos hecho. El reconocimiento de nuestros errores es el primer paso de la conversión. Sólo quien reconoce que obró mal y pide perdón, puede cambiar.8. La confesión es vital en la luchar para mejorar. Es un hecho que habitualmente una persona después de confesarse se esfuerza por mejorar y no cometer pecados. A medida que pasa el tiempo, va aflojando… se «acostumbra» a las cosas que hace mal, o que no hace, y lucha menos por crecer. Una persona en estado de gracia -esta es una experiencia universal- evita el pecado. La misma persona en pecado mortal tiende a pecar más fácilmente.
Otros motivos que hacen muy conveniente la confesión
a) Necesitamos paz interior. El reconocimiento de nuestras culpas es el primer paso para recuperar la paz interior. Negar la culpa no la elimina: sólo la esconde, haciendo más penosa la angustia. Sólo quien reconoce su culpa está en condiciones de liberarse de ella.
b) Necesitamos aclararnos a nosotros mismos. La confesión nos "obliga" a hacer un examen profundo de nuestra conciencia. Saber qué hay «adentro», qué nos pasa, qué hemos hecho, cómo vamos… De esta manera la confesión ayuda a conocerse y entenderse a uno mismo.
c) Todos necesitamos que nos escuchen. ¿En qué consiste el primer paso de la terapia de los psiquiatras y psicólogos sino en hacer hablar al "paciente"? Y te cobran para escucharte… y al "paciente" le hace muy bien. Estas dos profesiones han descubierto en el siglo XX algo que la Iglesia descubrió hace muchos siglos (en realidad se lo enseñó Dios). El decir lo que nos pasa, es una primera liberación.
d) Necesitamos una protección contra el auto-engaño. Es fácil engañarse a uno mismo, pensando que eso malo que hicimos, en realidad no está tan mal; o justificándolo llegando a la conclusión de que es bueno, etc. Cuando tenemos que contar los hechos a otra persona, sin excusas, con sinceridad, se nos caen todas las caretas… y nos encontramos con nosotros mismos, con la realidad que somos.
e) Todos necesitamos perspectiva. Una de las cosas más difíciles de esta vida es conocerse uno mismo. Cuando "salimos" de nosotros por la sinceridad, ganamos la perspectiva necesaria para juzgarnos con equidad.
f) Necesitamos objetividad. Y nadie es buen juez en causa propia. Por eso los sacerdotes pueden perdonar los pecados a todas las personas del mundo… menos a una: la única persona a la que un sacerdote no puede perdonar los pecados es él mismo: siempre tiene que acudir a otros sacerdote para confesarse. Dios es sabio y no podía privar a los sacerdotes de este gran medio de santificación.
g) Necesitamos saber si estamos en condiciones de ser perdonados: si tenemos las disposiciones necesarias para el perdón o no. De otra manera correríamos un peligro enorme: pensar que estamos perdonados cuando ni siquiera podemos estarlo.
h) Necesitamos saber que hemos sido perdonados. Una cosa es pedir perdón y otra distinta ser perdonado. Necesitamos una confirmación exterior, sensible, de que Dios ha aceptado nuestro arrepentimiento. Esto sucede en la confesión: cuando recibimos la absolución, sabemos que el sacramento ha sido administrado, y como todo sacramento recibe la eficacia de Cristo.
i) Tenemos derecho a que nos escuchen. La confesión personal más que una obligación es un derecho: en la Iglesia tenemos derecho a la atención personal, a que nos atiendan uno a uno, y podamos abrir el corazón, contar nuestros problemas y pecados.
j) Hay momentos en que necesitamos que nos animen y fortalezcan. Todos pasamos por momentos de pesimismo, desánimo… y necesitamos que se nos escuche y anime. Encerrarse en sí mismo solo empeora las cosas…
k) Necesitamos recibir consejo. Mediante la confesión recibimos dirección espiritual. Para luchar por mejorar en las cosas de las que nos confesamos, necesitamos que nos ayuden.
l) Necesitamos que nos aclaren dudas, conocer la gravedad de ciertos pecados, en fin… mediante la confesión recibimos formación.
Algunos motivos para no confesarse
1. ¿Quién es el cura para perdonar los pecados…? Sólo Dios puede perdonarlos.Hemos visto que el Señor dio ese poder a los Apóstoles. Además, permíteme decirte que ese argumento lo he leído antes… precisamente en el Evangelio… Es lo que decían los fariseos indignados cuando Jesús perdonaba los pecados… (puedes mirar Mt 9,1-8).
2. Yo me confieso directamente con Dios, sin intermediarios.Genial. Me parece bárbaro… pero hay algunos "peros"…
Pero… ¿cómo sabes que Dios acepta tu arrepentimiento y te perdona? ¿Escuchas
alguna voz celestial que te lo confirma?
Pero… ¿cómo sabes que estás en condiciones de ser perdonado? Te darás cuenta
que no es tan fácil… Una persona que robara un banco y no quisiera devolver
el dinero… por más que se confesara directamente con Dios… o con un cura… si
no quisiera reparar el daño hecho -en este caso, devolver el dinero-, no
puede ser perdonada… porque ella misma no quiere "deshacerse" del
pecado.Este argumento no es nuevo… Hace casi mil seiscientos años, San Agustín
replicaba a quien argumentaba como vos: "Nadie piense: yo obro
privadamente, de cara a Dios… ¿Es que sin motivo el Señor dijo: «lo que
atareis en la tierra, será atado en el cielo»?.¿Acaso les fueron dadas a la
Iglesia las llaves del Reino de los cielos sin necesidad? Frustramos el
Evangelio de Dios, hacemos inútil la palabra de Cristo."
3. ¿Porque le voy a decir los pecados a un hombre como yo? Porque ese hombre no un hombre cualquiera: tiene el poder especial para perdonar los pecados (el sacramento del orden). Esa es la razón por la que vas a él.
4. ¿Porque le voy a decir mis pecados a un hombre que es tan pecador como yo? El problema no radica en la «cantidad» de pecados: si es menos, igual o más pecador que vos…. No vas a confesarte porque sea santo e inmaculado, sino porque te puede dar al absolución, poder que tiene por el sacramento del orden, y no por su bondad. Es una suerte -en realidad una disposición de la sabiduría divina- que el poder de perdonar los pecados no dependa de la calidad personal del sacerdote, cosa que sería terrible ya que uno nunca sabría quién sería suficientemente santo como para perdonar… Además, el hecho de que sea un hombre y que como tal tenga pecados, facilita la confesión: precisamente porque sabe en carne propia lo que es ser débil, te puede entender mejor.
5. Me da vergüenza… Es lógico, pero hay que superarla. Hay un hecho comprobado universalmente: cuanto más te cueste decir algo, tanto mayor será la paz interior que consigas después de decirlo. Además te cuesta, precisamente porque te confiesas poco…, en cuanto lo hagas con frecuencia, verás como superarás esa vergüenza.Además, no creas que eres tan original…. Lo que vas a decir, el cura ya lo escuchó trescientas mil veces… A esta altura de la historia… no creo que puedas inventar pecados nuevos…Por último, no te olvides de lo que nos enseñó un gran santo: el diablo quita la vergüenza para pecar… y la devuelve aumentada para pedir perdón… No caigas en su trampa.
6. Siempre me confieso de lo mismo… Eso no es problema. Hay que confesar los pecados que uno ha cometido… y es bastante lógico que nuestros defectos sean siempre más o menos los mismos… Sería terrible ir cambiando constantemente de defectos… Además cuando te bañas o lavas la ropa, no esperas que aparezcan machas nuevas, que nunca antes habías tenido; la suciedad es más o menos siempre del mismo tipo… Para querer estar limpio basta querer remover la mugre… independientemente de cuán original u ordinaria sea.
7. Siempre confieso los mismos pecados… No es verdad que sean siempre los mismos pecados: son pecados diferentes, aunque sean de la misma especie… Si yo insulto a mi madre diez veces… no es el mismo insulto… cada vez es uno distinto… No es lo mismo matar una persona que diez… si maté diez no es el mismo pecado… son diez asesinatos distintos. Los pecados anteriores ya me han sido perdonados, ahora necesito el perdón de los "nuevos", es decir los cometidos desde la última confesión.
8. Confesarme no sirve de nada, sigo cometiendo los pecados que confieso… El desánimo, puede hacer que pienses: "es lo mismo si me confieso o no,
total, nada cambia, todo sigue igual". No es verdad. El hecho de que uno
se ensucie, no hace concluir que es inútil bañarse. Uno que se baña todos los
días… se ensucia igual… Pero gracias a que se baña, no va acumulando mugre… y
está bastante limpio. Lo mismo pasa con la confesión. Si hay lucha, aunque
uno caiga, el hecho de ir sacándose de encima los pecados… hace que sea
mejor. Es mejor pedir perdón, que no pedirlo. Pedirlo nos hace mejores.
9. Sé que voy a volver a pecar… lo que muestra que no estoy arrepentido Depende… Lo único que Dios me pide es que esté arrepentido del pecado cometido y que ahora, en este momento quiera luchar por no volver a cometerlo. Nadie pide que empeñemos el futuro que ignoramos… ¿Qué va a pasar en quince días? No lo sé… Se me pide que tenga la decisión sincera, de verdad, ahora, de rechazar el pecado. El futuro déjalo en las manos de Dios.
10. Y si el cura piensa mal de mi… El sacerdote está para perdonar… Si pensara mal, sería un problema suyo del que tendría que confesarse. De hecho siempre piensa bien: valora tu fe (sabe que si estás ahí contando tus pecados, no es por él… sino porque vos crees que representa a Dios), tu sinceridad, tus ganas de mejorar, etc. Supongo que te darás cuenta de que sentarse a escuchar pecados, gratis -sin ganar un peso-, durante horas, … si no se hace por amor a las almas… no se hace. De ahí que, si te dedica tiempo, te escucha con atención… es porque quiere ayudarte y le importas… aunque no te conozca te valora lo suficiente como para querer ayudarte a ir al cielo.
11. Y si el cura después le cuenta a alguien mis pecados… No te preocupes por eso. La Iglesia cuida tanto este asunto que aplica la pena más grande que existe en el Derecho Canónico -la ex-comunión- al sacerdote que dijese algo que conoce por la confesión. De hecho hay mártires por el sigilo sacramental: sacerdotes que han muerto por no revelar el contenido de la confesión.
12. Me da pereza… Puede ser toda la verdad que quieras, pero no creo que sea un obstáculo verdadero ya que es bastante fácil de superar… Es como si uno dijese que hace un año que no se baña porque le da pereza…
13. No tengo tiempo… No creo que te creas que en los últimos ___ meses… no hayas tenidos los diez minutos que te puede llevar una confesión… ¿Te animas a comparar cuántas horas de TV has visto en ese tiempo… (multiplica el número de horas diarias que ves por el número de días…)?
14. No encuentro un cura… No es una raza en extinción, hay varios miles. Toma la guía de teléfono (o
llama a información). Busca el teléfono de tu parroquia. Si ignoras el
nombre, busca por el obispado, ahí te dirán… Así podrás saber en tres minutos
el nombre de un cura con el que te puedes confesar… e incluso pedirle una
hora… para no tener que esperar.
<br< td=""></br<>